jorge cornejo


Orgullo salvadoreño
Estudió y creó los lineamientos para entender la pintura.


Amor al color
Su amistad con José Mejía Vides y Mario Escobar marcó el inicio de su pasión por los lienzos. Colección única La galería está constituida por creaciones plásticas en Óleo, acrílico, acuarelas y grabados.
La pinacoteca.
Según fuentes cercanas, aún se desconoce el destino de la galería de cuadros que poseía don Jorge. 
El último Adiós. La ceremonia de despedida es hoy en la Iglesia El Carmen a las 2:30 p.m.; luego irá a Jardines del Recuerdo. 
El resultado de años de estudios semánticos, estilísticos, literarios y linguísticos los dejó plasmados en esa edición dedicada a los grandes plásticos del país, la pintura en El Salvador.


Los ojos de don Jorge se deleitaban admirando las obras de arte, mientras su mente realizaba una busqueda cognocitiva, a fin de dar forma a los mensajes implícitos en cada trabajo. Disfrutaba diciendo: “La pintura no está contando un cuento. El pintor tampoco lo cuenta. El que busca eso es el que no sabe de crítica”.


Jamás permitió que su bagaje intelectual impidiera a sus sentidos disfrutar del placer otorgado por las bellas artes. Desde que el destino le concediera disfrutar de la amistad y la sabiduría de José Mejía Vides y Mario Escobar, Jorge Cornejo se hizo de una valiosísima colección. 


Las paredes de su casa aún lucen saturadas de creaciones plásticas. Óleos y acrílicos comparten créditos con acuarelas y grabados, técnicas mixtas y pasteles hablan de épocas, momentos, percepciones.


Desde allí, estudió y creó lineamientos para entender a un Salarrué pintor, al pionero Carlos Alberto Imery, al ingenioso distorsionador que fue Toño Salazar, a Raúl Elas Reyes, al maestro Camilo Minero, al crítico Carlos Cañas o al lírico Salvador Llort.


Sus discursos abarcaron todas las corrientes que pintaron el siglo XX de El Salvador. Nadie se le escapó.


El crítico también escribió poesía. Era un romántico empedernido y, como tal, entregaba sus sentimientos más profundos a las letras.


Letras que hoy se agrupan y distribuyen para hablar un poco de Jorge Cornejo, una milésima parte de lo que él fue y significó para la cultura nacional. Honor a quien honor merece.

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